domingo, 16 de diciembre de 2018

Racismo, guerra santa, falacias y pacotillas (Pretensiones hitlerianas)




Esa parte de la historia universal que habla de los gobiernos totalitarios de la primera mitad del siglo XX en Europa resulta atractiva. Ni modo, qué le vamos a hacer, nací en una familia con pretensiones hitlerianas.
Esos tiempos, como dirían mi abuela y las tías, se perciben a veces como un horror y otras como un cantar de gesta a medio escribir. ¡La epopeya interminable en pos de una raza humana suprema, que oficialmente acabó doce años antes de mi arribo a este valle de lágrimas! Por eso estuvo fresca en la memoria de quienes vieron crecer a la que esto escribe.
LaGuerra Cristera y la Revolución de 1910 también estuvieron ahí vivitas y coleando en la presencia de mi tía abuela, ex soldadera y en las historias que nos contaban las monjas de mártires que luchaban contra el malo, maloso y maligno de Plutarco Elías Calles, que sólo quería restringir la ingerencia del clero en el reparto de bienes de la nación.

El ridículo que hicieron los sinarquistas, es decir los nazis mexicanos, en el zócalo de la Ciudad de México en mil novecientos treinta y cinco pareció haber marcado profundamente a mi madre, que nunca pudo pertenecer a esos círculos por carecer de dinero. Lo suspirante jamás se le quitó. La recuerdo, en 1968, cuando cundieron las noticias de lo que de verdad había sucedido en Tlatelolco; gozaba imaginando a los muchachos, ¡como mooooooscaaaaassss, así cayeron! ¿pues qué se creeeeeeeeen????

Si en una mujer común esta actitud asusta, no se diga ya en una profesora universitaria, pero a eso agreguemos los dichos de mis tías, mitad en broma mitad en serio, de que tal o cual cosa debería hacerse o evitarse para mejorar la raza. Mi padre aportó su granito de arena mencionando simetrías y medidas antropológicas de quienes tienen genes de una raza perfecta. De este modo, mis hermanos y yo casi dimos por sentado que éramos algo así como titanes o semidioses.

Esas vanidades han gravitado en los sistemas familiares de muchos mexicanos, si no es que de todos. Creo que siguen gravitando hasta la fecha. Y miren que acá en estos lares del mundo la preponderancia es de morenos. Las personas de tez blanca somos minoría. Pero también nos están alcanzando las tendencias de lo sufrido por los blancos europeos.
Todo el viejo continente se debate ahora entre volverse elitista o soportar que sigan llegando a sus países hordas de refugiados que más se tardan en poner cara de “pobrecito niño ahogado” en las aduanas, que en integrar pandillas, controlar el comercio de drogas, fundar mafias, monopolizar la violencia y por ese medio rechazar las leyes de los lugares a donde llegan, violar mujeres, proclamar que sus costumbres son mejores que las del gobierno que les dio asilo, mas lo que se acumule esta semana. Alguien está ayudando a estas comunidades. Los nazis llegaron al poder tendiéndole la mano a desharrapados, después los vistieron con camisas pardas y luego los mataron. Al mismo Hitler lo impulsó un señor que fue militar y profesor de Geopolítica en la universidad de Münich: Karl Househoffer, que tenía amplia experiencia en la logística de ejércitos asiáticos, dado que en 1908 fue enviado por el gobierno del Káiser a estudiar las milicias de Japón y Corea.

Para ese tiempo, Japón ya llevaría poco más de cien años de haber adoptado el modelo económico empresarial de las que fueran trece colonias americanas y los chinos estaban atrapados en las secuelas de la guerra del opio. Bajo el mandato del Káiser se fundó la institución de la escuela para niños, tal como la conocemos hoy. Producir y educar en serie, téngase en cuenta.
Si nos adentramos a ver quién o quiénes estuvieron detrás del señor Househoffer, probablemente demos con el grupo que ahora está orquestando las pachangas de Isis y los atentados como el de Charlie Hebdo, el 11S, el camión de la Torre Eiffel y el accidente de Santiago de Compostela allá en España.

El recuerdo del führer también pelea por dejar de seguir siendo el malo de la teleserie y dice que los nazis jamás gasearon a la gente, que todo fue invención de los aliados por la osadía de ponerse en contra de los bancos usureros y los judíos sienten que se tambalea su lugar de víctimas supremas de vejámenes infrahumanos y niegan que hoy les dan a los palestinos el mismo trato que ellos recibieron del Tercer Reich.
Cualquier psicólogo puede dar fe que aquellos que han sufrido humillaciones por tiempo prolongado y no reciben cariño ni son reconfortados en forma alguna, o se hacen cómplices de otros verdugos o se convierten ellos mismos en tal. Y los hebreos, por milenios, han caído gordos hasta el punto de ser echados de los países a los que han llegado a vivir. Todo es por algo.
Al Zyclon B lo han rebasado hace mucho los chemtrails. El kibutz, el koljós y la barraca del kz se reproducen con éxito en los suburbios de las ciudades. La Lebensraum y el Destino Manifiesto sirven de bandera para cualquier cantidad de broncas intervecinales.
No hay lugar que no esté infiltrado por gente que denigra lo que encuentra, pero que ha desertado del idioma, las creencias, querencias y costumbres que le tocaron de nacimiento, que ni se imagina que allá en la tierra que ha quedado atrás, hay otros nuevos pisoteando lo que hasta hace unos meses era suyo.
¡Mezcla rara que convierte los monumentos históricos en simples escenografías, que lo vuelve todo de cartón piedra, que a pesar de mover personas por el mundo propala que no tiene caso viajar para conocer!

El racismo no es más que una excusa de tantas para que los vencedores y vendedores de guerras, decidan quién tiene derecho a los mejores niveles de vida y quién ni siquiera debería habitar este mundo; es un cebo, igual que la religión, para mandar a la gente a que sirva de carne de cañón en batallas que no le corresponden.
Para eso sirve ser pobre. Para ser utilizado por fuerzas que no podemos ver. Para estar a las órdenes de quien roba y mata, aunque se haya aprendido en la infancia que robar y matar cuando no son delitos, son pecados. Puede ser que Dios en realidad sea tan humano como lo somos nosotros… y puede ser que también esté enfermo.



miércoles, 28 de octubre de 2015

Cuento calaveresco dedicado a Rafael Palacios (Rafapal)

La Muerte llegó a Barajas, 
en busca de Rafapal. 
Como no lo halló en su casa, 
muy enojada se fue. 
En una computadora 
metióse al blog de Internet 
y leyó que el susodicho 
a la olimpiada se fue. 
Llegó a Londres la Calaca, 
los estadios recorrió. 
Las campiñas, los suburbios,
¡un crop circle encontró! 
En él leyó que el buscado 
impartía una conferencia 
por el rumbo de Hyde Park. 
Hasta allá fue, presurosa, 
pero ni ahí dio con él. 
Engentada y con fatiga, 
en un banco descansó 
y le llamó la atención 
el orador extranjero 
que bien se daba a entender, 
pues dominaba el inglés. 
En la entrada principal, 
el hombre de ronco pecho 
le dijo a la multitud 
que los saurios gobernantes 
ya mero iban a caer, 
que unos cuantos días nos faltan 
y vendrá la libertad. 
La Parca lo escuchó, atenta. 
Decidida, se acercó. 
Pensó para sus adentros: 
El tiempo ya se me acaba, 
no aparece Rafapal,
¡pues me llevo a este pelón!



lunes, 13 de abril de 2015

Unos seis microrrelatos



Teseo
En cada uno de los pliegues de sus nalgas, se perdió, como en un laberinto. Y pudo hallar en las grietas de su tiempo, un niño muerto que jugó a ser Minotauro.



Que Dios te bendiga
Ahora recordaba una lección de buenos modales que le dio mamá. Ella le dijo que cuando le desean a uno eso, se debe agradecer, pero no como cualquier otra dádiva, sino decir, con bombo y platillo, "Igualmente, gracias".
Después de recorrer medio siglo y cacho, la otrora hija rebelde encontró nueva respuesta para eso. No maligna, sino más bien guerrera; la gente no siempre tiene el verdadero deseo de que un interlocutor se beneficie. Cuando, según ella, hay buena intención, contesta como le enseñó mamá, pero cuando siente al revés, nada más retoba: "Y a usted que no l@ olvide".



Contingencia ambiental
"¡No nos vamos! ¡No nos vamos!" , es el grito que se alcanza a escuchar en el magno plantón de protesta organizado por las Fuerzas Izquierdistas Anticontrol de Plagas. Y de verdad, son más las cucarachitas que nacen ya con todo y pancarta, que las cucarachotas activistas que pasan a mejor vida, debido a los gases lacrimógenos exhalados a cada pedo que se tiran los granaderos. .



Recuerdos y desengaños
Cuando sacó el anillo, le preguntó que si quería ser su viuda. Los hombres jamás cumplen sus promesas



Terrorismo
Se está librando la guerra del fin del mundo. Si perdemos, no se qué va a ser de la ciudad y los perros...



Las norias internetianas
Sacó en la guitarra todas las tonadillas que su madre tocaba en el piano. Echó en falta las partituras… pudiera ser que algo más…
Un peleador cibernauta le recordó a su madre. Un peleador que es músico, buscador espiritual, poeta y loco. Así como ella.
Y pasa mañanas enteras buscando melodías en la guitarra, así como él.




domingo, 5 de octubre de 2014

Palabras de órdago

Majara

Ji, ji, ji... a las palabras también se la podemos dejar caer enterita, sí, sobre todo si nos insultan con un vocablo que nunca habíamos escuchado en la vida. Me sucedió.
En un diálogo –que debería llamar pleito- con el gachupín que ya conocen, recibí como insulto la palabra "Majara".

A pesar de que solicité de mi contrincante que tuviera la decencia de regañarme en español, ni siquiera se dignó ayudarme a entenderle, así que agarré a "Majara”, la palpé, doblé y volví a observar. La estrujé como papel y la aventé por los aires cual pelota o papalote y de repente volaba como búmerang y apenitas alcanzaba a cacharla.

Jugó conmigo a la roña, a los encantados, se echaba a correr para que fuera tras ella y se escabullía como conejo en los matorrales y luego, dejó que la viera en medio de otras palabras, como la flor de un arbusto, y percibiera su aroma. Quiere decir lo mismo que el nahuatl "tlahuele": loco, chiflado.

Cada vez que la tocaba al pronunciarla, me daba una sensación como de caliente que cambia a frío cuando empezaba a encontrarle el gusto. Entonces se volvía a esconder y aparecía acompañada, no sé si de amigos o familiares: "Majareta", que es algo así como su gemela, o "Majar", flamante verbo que designa la acción de machacar, romper o aplastar una cosa a golpes.

De ese modo, “Majara “ me comunicó que el verdadero deseo de mi interlocutor es majarme la nariz. ¡Qué majadero!

Mientras aquel deslenguado sigue conjugando en tiempo futuro, primera persona del singular, he majado la ignorancia.

“Majara” me presentó a su compañera “Jara”, tierra fértil donde crecen los arbustos tras los cuales se escondió.


Descubrí una flor de jara: blanca, enorme. Entonces me dio tristeza porque “Majara” es término despectivo. ¡Cómo puede merecer esa función, una palabra que suena tan hermoso! Pero en fin, hay venenos que huelen bonito y hay palabras majaras. Como le gustan, p’a sentirse maharajá. 



viernes, 18 de julio de 2014

Florencio López Osuna

Florencio López Osuna fue un líder estudiantil. El 2 de octubre de 1968 fue arrestado en Tlatelolco junto con sus compañeros que participaban en el mítin. Cumplió condena en la cárcel de Lecumberri, después de lo cual salió, terminó su carrera y llegó a ser profesor del Instituto Politécnico Nacional. El trigésimo cuarto aniversario de la matanza en la Plaza de las Tres Culturas, motivó que le hicieran una entrevista para el semanario Proceso y la cadena de televisión Canal 22. A los pocos días de dar su testimonio, fue hallado muerto en la habitación de un hotel de paso en la colonia San Cosme. Hasta la fecha, no pasa de ser un secreto a voces quién lo mandó asesinar.


Letra de la canción
Fue allá en el sesenta y ocho
en Tlatelolco pasó.
Dos de octubre, según dicen,
que hubo una gran matazón.
Yo era una niña de once años
cuando aquello sucedió.
Dos de octubre, lloró el cielo,
porque Dios se entristeció.

Plaza de las Tres Culturas,
por ver, oír y callar,
con guante blanco y bengalas
querían tener la razón.
El tiempo todo lo borra,
sabiduría popular
y treinta y tantos veranos,
con la culpa y el dolor.

Florencio López Osuna,
qué grande fue tu esperanza
y qué poca tu fortuna,
tuviste ojos para ver.
Tuviste boca y hablaste
y tu muerte ha deleitado
a los que encuentran deleite,
en torturar y matar.

Florencio López Osuna,
las cosas no han de cambiar,
la humanidad es lobuna
y sólo quiere el poder.
Florencio López Osuna,
dulces sueños de bondad
le estás cantando a la luna,
que no han de ser realidad.



lunes, 23 de junio de 2014

Un día en la vida de cualquier feisbuquer@

Sin percatarse de las diferencias entre un miércoles y un domingo,  se levanta. Antes de acordarse tan siquiera de ir al baño, enciende el ordenador. Sin fijarse ni en la hora, aunque la tenga ahí, con letrotas, en la pantalla, hace click en la opción “Escritorio”, que le enseña el menú.

Clica “Internet”.  Apenas puede esperar a que la máquina tome su tiempo para abrir el navegador. Lo primero que ve, después de escribir el correo@vueltalanoria.com y dar gracias a la Web por haber tenido la iniciativa de no guardar contraseña alguna para obligarse a ejercitar la memoria, contempla, con éxtasis, un vídeo en el que la gente celebra el cumpleaños de Andrea, indigente de Europa, como indigentes hay en toda ciudad y país que se respete.


Acá, del otro lado del mundo, cayó en desuso llamarles pordioseros. Se les dice “personas en situación decalle”. Nadie voltea a verlas. En los gloriosos cincuenta del siglo pasado, los turistas de Extranjia las capturaron con sus cámaras fotográficas, cosa que avergonzó a quienes  eran los gobernantes. Se les retiró del Zócalo, Paseo de la Reforma, se continuó presumiendo la belleza de la antigua Ciudad de los Palacios y todos contentos.

En Japón han sido más prácticos: allá tampoco son limosneros; les dicen hikikomori y han obligado a sus familias a mantenerlos. De esa manera se han evitado el costo de los operativos para retirarlos de las calles y la creación de albergues.


Contempla en la pantalla la expresión de júbilo de Andrea, que lanza un globo amarillo y pide el deseo de que todos los que están ahí, rodeándola, sean felices.

La mente divaga de la mano del mouse y refuerza la idea de que se es cosmopolita, cult@ y en ese continuo e inducido dejavu, se olvida el hambre, el frío y hasta las ganas de mear.

viernes, 6 de diciembre de 2013

Para meter la cuchara

-¡Pues yo no sé cómo se hacen de chivo los tamales! –dijo y media vuelta. No la volvieron a ver. Por un momento creyeron que podrían quitar el anuncio, que ya estaría ahí la nueva cocinera y no tendrían que aguantar el armatoste, que me suplieron con la mano en la cintura, pero no. A esperar otro día. Lo peor de todo es que esa muchacha sí que sabía cómo preparar la masa. Cualquiera cuece la carne y muele chile, tomate y cebolla, pero lo difícil es lo difícil. 

El negocio no anda bien, apenas hay para comprar
soya, pero preparada con la salsa que sería para la carne de cerdo, se venden igual. ¡La gente no sabe, llega con hambre, se lo come y no pregunta! Por un momento pensé que esa muchacha se quedaría con mi puesto, pero no quiso hacer la receta especial… a veces, la gente va por la vida con muchos escrúpulos.  

Ya les irá pesando haberme sacado del negocio. Les di muchos consejos para ahorrar dinero, pero sin alguien que cocine como yo, que cocine lo que yo… lo dudo mucho. 

El Esteban está otra vez con ojeras. También ahí le hago falta. Su respetable señora, con cara de caca llovida, lo único que hace bien es cortarle la inspiración. Hace de lava platos. ¡Lavaplatos con dinero! ¡Ja, ja, ja! No puede ser mesera. Da mal aspecto ahí con los clientes. ¿Quién le mandó tener
viruela de niña? Paciencia… regresaré, me va a volver a buscar… paciencia… a fuego lento, las cosas agarran sabor